Si tuviera que elegir mis diez novelas favoritas, Crimen y castigo estaría entre ellas. Disfruté mucho más leyendo Los hermanos Karamazov, sí, pero Crimen y castigo es una obra de arte de tal calibre, que, junto a otro novelón como La montaña mágica, el maravilloso Genji, el delicado Retrato de una dama o cualquier obra de Virginia Woolf o de Oscar Wilde, tiene un lugar de honor entre las lecturas de mi vida.
Hay novelas que te atrapan, que te hechizan. No es este el caso de Crimen y castigo, sino el contrario: la repulsa que nos causa su protagonista, el ya inmortal Raskolnikov, es incuestionable, pero la manera en que Dostoievski nos obliga a retorcernos sobre nosotros mismos para no estar de acuerdo, en ocasiones, con sus desvariados razonamientos, es la esencia de esta obra: la culpa. Esta novela marca el principio de la culpa moderna, tal y como la conocemos.Y nosotros no estamos exentos de sentirla.
El protagonista mata a su casera y a su hermana, dos ancianas, casi al empezar la novela. El resto del largo relato se desarrolla en el interior de Raskolnikov, un ser aberrante dentro de su normalidad. Como Napoleón, Raskolnikov cree que un fin superior justifica el medio, y la vieja usurera, para él, está mejor muerta. Es impresionante cómo el autor nos hace oscilar entre ese interior tan mezquino y su aparente normalidad exterior. En el desfile de personajes (su amigo, su madre, su hermana…), Raskolnikov baila entre la culpa y la justificación, entre la aberración y la búsqueda del perdón, entre la realidad y la irrealidad. ¡Una obra maestra que todo el mundo debería leer al menos una vez en su vida!
Puntuación: 11/10.
Crimen y Castigo me enganchó al mundo Dostoievski.>>saludos
saludos! yo me enganché con los hermanos karamazov!