
Biografía del autor: Nacido Henri-Marie Beyle en Grenoble, en 1873, en una familia burguesa, Stendhal se quedó huérfano de madre cuando contaba sólo siete años. Cuando aún no tenía veinte años, su padre es encarcelado durante el período del Terror. Stendhal llegará a París en 1799 con intención de estudiar, pero una enfermedad se lo impide y le lleva a trabajar al Ministerio de Defensa. Al año siguiente viajó a Italia, donde descubre la música de Rossini y Cimarosa. En 1801 participó en la campaña de Italia con las tropas napoleónicas. En esta época comienza a acercarse a las experiencias románticas. En 1802 deja el ejército. En 1815 se instala en Milán, donde publicará dos años después Roma, Nápoles y Francia, en el que se describe el llamado síndrome o mal de Stendhal, una especie de éxtasis y mareo que se produce al contemplar una acumulación de arte y belleza en muy poco espacio y tiempo. Stendhal lo experimentó al contemplar la basílica de Santa Croce de Florencia. En esos años viaja a Inglaterra y recorre casi toda Europa. Llegará a ser vicecónsul de Francia. En 1841 sufre el primer ataque de apoplejía, y en 1842 muere. Está enterrado en el cementerio de Montmarre. En su lápida hizo escribir este epitafio: «Arrigo Beyle, milanese. Scrisse, amò, visse Ann. LIX M. II. Morì il XXIII marzo MDCCCXLII» («Henry Beyle, milanés. Escribió, amó, vivió 59 años, 2 meses. Murió el 23 de marzo de 1842»).
Espléndida novela de la que no voy a desvelar el argumento, para no cortarte el rollo. Tampoco puedo comentar nada que tú no hayas dicho ya. Pero proclamo que comparto tu pasión por Stendhal( a qué ahora ya tienes claro porque me echas de menos, jajaja¡¡)>Me atraen las figuras literarias de los perdedores, así que animo a la blogosfera, para que lea «Rojo y Negro», la otra gran novela del >autor nacido treintaiún años después de su muerte, en 1842.>>Petons, molts petons.
rojo y negro, toma goma! ja ja ja ja, claro que te echo de menos, coño, ¿a quién más que a ti le pueden fascinar como a mí los novelones? ja ja ja, besos! bicos!
«una novela sublime, y a pesar de ello entretenidísima» dices. Ya me gustaría saber cómo logras casar estos dos adjetivos. Lo entretenido nunca nos interroga profundamente, como es el caso de esta obra de arte; lo sublime nos zarandea.>Alguien dijo que quien al finalizar de leer un libro si sigue siendo el mismo es que no ha leído. Toda lectura atenta nos cambia algo.>Saludos y gracias por tu blog.
hola viajero! pues si los caso es precisamente porque no siempre las novelas redondas son entretenidas, a veces nos cuesta leerlas, pero, al menos para mí, la cartuja fue una lectura divertidísima! gracias por la visita! un besiño
¿No te parece que lo ‘entretenido’ tiene implícitamente’ algo de adormecedor? Y, coincidiendo con El Viajero, la obra de arte, pienso yo, lo es en la medida que nos conmueve, nos transforma… En definitiva: una cosa es que el arte nos ‘toque’ y otra que ‘toquemos’ el arte.>De todos modos lo bueno es que algo nos emocione, nos atrape… y que nos dejemos atrapar totalmente por algo; si la vida no es riesgo… ¿para qué sudar?>Gracias por tu espléndido blog.
mmm no, raquel, la verdad es que cuando digo entretenido me refiero justo a lo contrario, jajajaja, pero entiendo por dónde vas, jajajajaja. un beso y bienvenida a este blog!