Al faro (1927). Virginia Wolf

Al faro (1927). Virginia Wolf

Virginia Wolf hubiese sido aún más grande si hubiese nacido hombre, porque la prodigiosa vuelta de tuerca que dio a la literatura inglesa sólo está en la mano de los escritores realmente enormes. Al faro es, probablemente, una de las obras que mejor muestra su innovación técnica, su deslumbrante capacidad de crear un lenguaje propio partiendo de las construcciones aparentemente más sencillas, aunque en realidad no lo sean en absoluto. Enormemente autobiográfica, esta novela coral se centra en varios personajes, pero los dos centrales son el matrimonio Ramsey, descrito a veces de una forma tan cruel, sin parecerlo, que resulta desgarradora. El dominio de Wolf del monólogo interior es impresionante. Apabulla sin pretenderlo. Cómo nos hace entrar en todos y cada uno de los personajes, cómo nos los va mostrando a través de ellos mismos, casi sin que nos enteremos de que estamos dentro de ellos, y no viéndolos desde fuera, es prodigioso.
Como en casi todas sus novelas, aparentemente no sucede nada realmente importante, pero la vida brota impetuosa a través de todos los instantes que parecen insignificantes, como si la novela se hubiese construido de dentro hacia afuera, en un ejercicio introspectivo que pocos autores han sido capaces de realizar con una sencillez semejante.
La línea argumental gira en torno a la fallida excursión al faro de la familia Ramsey. Siguiendo la línea de este viaje que nunca se hace, Wolf nos lleva a otro viaje, al de la familia y los personajes que la rodean ese verano. La autora entreteje una tela de araña finísima en la que todos terminan cayendo, unidos a veces por nexos tan finos que parece que una ráfaga de viento podría quebrarlos, aunque, como sucede con las telarañas, son mucho más fuertes de lo que parecen.

Puntuación: 11/10.

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