No es país para viejos (2005). Cormac McCarthy
No es país para viejos me ha provocado una extraña sensación, ya que la he leído tras ver la película, en vez de al revés, como suele ser habitual. Y leyendo la fantástica novela de McCarthy uno comprende aún mejor la zambullida que hacen los Coen en lo más profundo de América. Es una novela en la que sólo el sheriff mantiene un hilo lógico, que el lector puede seguir sin problemas. Sólo él se cuestiona cosas, desde su profunda convicción de que la podredumbre está tomando su país, aunque su bondad, innata, le obliga a creer que la mayor parte de la gente aún merece la pena. Pero esta creencia choca de frente con la extrema violencia de Chigurh, un extraño asesino que representa de forma alegórica todos los males de la sociedad contemporánea. Es una maldad, la suya, sin paliativos, sin motivo, sin pretextos, sin disimulo. Una maldad pura, tan aséptica que resulta aún más pavorosa. Entre el bien y el mal casi puros –incluso obscenos- que representan el sheriff y Chirgurh, respectivamente, aparece un personaje que me cuesta clasificar, Llewelyn Moss. Él da origen a toda la trama y es la presa que ambos buscan, aunque por motivos bien diferentes. Moss es desconcertante. La ambición parece resbalar por su aparente frialdad, pero es en realidad la esencia de todo lo que sucede en la novela. Lacónico, sardónico y profundamente americano, es un personaje que se debate entre un futuro que aspira a cambiar y un pasado que le impedirá hacerlo. McCarthy, un escritor inclasificable, convierte la puesta en escena de la novela en un reflejo exacto de la naturaleza de sus personajes. Su narrativa es fría, aséptica, cruel, despojada de sentimientos. La exposición de la trama es cortante, se pasa de un personaje a otro de forma abrupta, radical. Una lectura apasionante, que regala decenas de lecturas más cuando se ha cerrado el libro.
Biografía del autor: Cormac McCarthy nació en 1933 en Rhode Island. Toda su vida está envuelta en leyenda: no concede entrevistas, y se dice que vivió bajo una torre de perforación petrolífera y que en su juventud llevó la vida de un vagabundo. Considerado uno de los más importantes escritores norteamericanos, la publicación en 1992 de Todos los hermosos caballos, ganadora del Nacional Book Award, le reveló como uno de los autores de mayor fuerza de la nueva narrativa norteamericana.
Otra novela que termina en guión cinematográfico. El reduccionismo de la la literatura actual me parece preocupante.
A mi también me gusto mucho esta novela, pero menos que otras que había leído del autor. La mejor, para mí, es la difícil BLOOD MERIDIAN.
francisco, más bien es el reduccionismo del cine, no?>>membrillu, la leeré, esta me ha encantado. gracias a los dos por comentar!
Al acabarla de leer, algo confundido por la complejidad de la trama, necesité volverla a leer desde el principio. Creo que es una novela que necesita dos lecturas. La comprendes mucho mejor. Comparto tu visión sobre la novela y los personajes, pero he de reconocer que de Corman McCarthy me gustó mucho más La carretera, un relato escueto y descarnado, que si no has leído, te lo recomiendo vivamente. No he visto todavía la versión cinematográfica de No es país para viejos. Me ha pasado al revés que a ti. Un cordial saludo.
joselu, te haré caso porque me ha encantado McCarthy, intenterá leer esa novela, que ya me han recomendado!
No he leído nada de McCarthy, es uno de mis autores pendientes. La película de No es país para viejos no me gustó todo lo que esperaba, aunque Bardem está genial. Realmente su personaje es de los más desagradables y repulsivos que he visto nunca en el cine. La película tiene interpretaciones sobresalientes, pero en conjunto me desilusionó un poco.>>Un saludo
Al leer tu reseña, me surgió la idea de imitarte antes de comentar la película; el libro me ha gustado tanto, que casi he preferido dedicar mis esfuerzos al texto.>>Me he permitido crear un enlace a tu comentario. >>Espero que no te moleste.>>Saludos.
josep, al revés, muchísimas gracias! ahora estoy leyendo de MacCarthy En la frontera, me está fascinando!