«El eco» (1888). Henry James
Henry James tenía una habilidad increíble para diseccionar la sociedad en la que vivía a través de su exquisito estilo narrativo. Esta novela, más ligera de lo habitual en el escritor norteamericano, es mortalmente satírica, y, alrededor de una trama aparentemente banal, James no deja títere con cabeza en lo que a convenciones se refiere. Los protagonistas pululan por un París de marcadas clases sociales pero, aun así, espléndido, intentando despojarse de su «americanismo» para encajar en la refinada sociedad parisina. La familia Dosson está integrada por el afable padre, rico por sus negocios en Nueva York, y sus dos hijas: Delia, poco agraciada, mordaz y desconfiada, y Francie, una hermosa y voraz lectora incapaz de tomar decisiones si no la guían otros. Para hacer más divertidos los días en París de la familia aparece el periodista del diario norteamericano El Eco, George Flack. El joven, que intenta conquistar a Francie, guía a la familia por cafés, restaurantes, exposiciones y todo lo que el París del siglo XIX tenía que ofrecer a unos americanos con dinero. Pero… en el camino se cruzarán con Gaston Probert, también americano, aunque nunca ha pisado su país de origen y pertenece a una familia totalmente integrada en la alta sociedad parisina. También él se enamora de la menor de las hermanas… y ella le corresponde.
Alrededor de estos personajes, James teje una trama llena de enredos en la que su afilada escritura advierte de los peligros de esa nueva prensa centrada en el cotilleo pero también del riesgo de que las convenciones sociales sean tan rígidas que nos impidan ser felices. Una novela corta y deliciosa, y que, mientras leemos, nos enseña que el mundo, realmente, poco ha cambiado.
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