«El último barco» (2019). Domingo Villar
Mónica Andrade pertenece a una familia muy conocida en Vigo, pero su manera de vivir muestra su profunda rebeldía ante ese estatus. Quiere ser una mujer libre: se muda al otro lado de la ría, a Aldán; da clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficio y viste largos e inclasificables vestidos.
La historia de Mónica, que desaparece sin dejar rastro, es el epicentro de la tercera entrega de las aventuras del comisario Leo Caldas, y una historia que se ha hecho esperar: una década ha tardado Villar en dar forma a esta novela, quizá la más profundamente viguesa de las tres.
Villar sigue sorprendiéndonos con ese estilo tan suyo, tan reconocible. Nos hace recorrer con él las calles de Vigo, las corredoiras de Aldán… la vida en la ría, unida por los barcos que la cruzan incansables durante todo el día. La maravillosa Escola de Artes e Oficios es una protagonista más de la trama, y el narrador no escatima espacio para hablarnos de ella, dejando entrever la profunda admiración que siente por el trabajo que realizan los que la habitan.
De trasfondo, la soledad de la enfermedad mental; la tragedia de no aceptar el mundo en el que te ha tocado vivir; la soledad de los sintecho; la hipocresía; la servidumbre social… Es esta para mí la mejor de las tres novelas, mucho más rica en matices que las dos anteriores. Villar ha madurado como narrador, y, sin perder su peculiar estilo, consigue que convivan en la trama muchos personajes inanimados que, cómo no, son esenciales para comprender el desenlace final.
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