«El terror» (2018). Dan Simmons.
La tristemente famosa «expedición perdida de Franklin» partió el 19 de mayo de 1845 desde Inglaterra hacia el Ártico para explorar y tratar de cruzar el desconocido Paso del Noroeste. A bordo de dos grandes y modernos buques, el HMS Erebus y el HMS Terror, 128 hombres partieron hacia la que creían sería una de las grandes gestas de los ingleses en el Polo Norte. Pero la expedición desapareció, y aunque se enviaron varios grupos de búsqueda desde 1848, no hallaron rastro de ella. No fue hasta 1850 cuando 11 barcos británicos y dos norteamericanos navegaron por el Ártico canadiense y encontraron, en la costa este de la isla Beechey, los primeros restos de los hombres desaparecidos, las tumbas de tres de los tripulantes: John Shaw Torrington, John Hartnell y William Braine. En posteriores expediciones se encontraron más pistas, muchas aportadas por un grupo de inuits que conservaba bastantes cosas de la desaparecida tripulación y que aseguraron que habían muerto de hambre. A lo largo de los años se hallaron los mensajes que los oficiales habían ido dejando en puntos determinados y se concluyó que todos los miembros de la expedición murieron al quedar sus barcos atrapados en el hielo en el estrecho Victoria, cerca de la Isla del Rey Guillermo. Pero los buques nunca aparecieron… hasta que en 2014 se encontró el Erebor y, dos años después, el Terror.
Esta malograda aventura; las sospechas de canibalismo por las marcas halladas en algunos huesos encontrados; la certeza de que la mayor parte de la tripulación murió a causa de neumonía y tuberculosis, pero también de envenenamiento por plomo, quizá por culpa de la comida enlatada… todo esto alimentó la leyenda de la expedición perdida de sir Franklin. Y en esta increíble novela, Dan Simmons nos sumerge en esos años que aquellos 128 hombres vivieron atrapados en el hielo, cercados por la desesperación y un extraño y demoníaco ser empeñado en devorarlos.
La aportación fantástica de Simmons a la historia real es tan elegante que resulta complicado separarlas: leyendas inuits que salpican de verdad la parte no real de la historia pero que ¿por qué no podrían ser en parte ciertas? Pero Simmons no descuida, más bien al contrario, lo que es real: las durísimas condiciones de vida sobre ese hielo eterno; las maneras de combatir el frío; el rígido día a día de la tripulación; la maldad humana que florece en momentos desesperados, representada en el calafatero Hickey; la soberbia de los capitanes de los buques, sobre todo de sir John, ese tan típico caballero inglés que no pierde la compostura ni siquiera allí, en aquel invierno infinito.
Pero el personaje más magnético de todos es Crozier, el capitán del Terror. Alcohólico; honesto; disciplinado y con un toque mucho más mundano que Franklin, a su alrededor se articula toda la novela. Su visión, sus sensaciones… Simmons logra meternos con Crozier en ese infierno helado; sentir su miedo y sus terribles ganas de no morir. Salpicando la historia, el diario de uno de los cirujanos del grupo aporta datos, realidad y credibilidad a una historia que, aunque sabes que solo se inspira en algo real, terminas por hacer tuya como si de verdad hubiese sucedido como nos narra Simmons.
Me ha encantado esta novela dura, despiadada y gélida. También es muy recomendable la serie que se basa en ella, pero, como suele suceder, la novela le da mil vueltas.
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