«Rosy & John» (2011). Pierre Lemaitre.
Tras Irène y Alex, Lemaitre nos conduce en la tercera entrega de las cuatro novelas protagonizadas por Camille Verhoeven a un caso realmente inquietante: Jean Garnier ha perdido su trabajo, a su novia y a su madre. Su jefe ha muerto de manera misteriosa, igual que su novia, y su madre ha sido encarcelada. Jean amenaza con explotar siete obuses, uno cada día durante una semana, si su madre no es liberada. Lo extraño es que se entrega a la policía tras el primer estallido, pero firme en su determinación de no desvelar la ubicación del resto de artefactos si no se cumple su petición.
A estas alturas sobra decir que amo profundamente el personaje de Camille Verhoeven, que me recuerda, aunque no se parecen realmente más allá del físico, al Poirot de Agatha Christie. Como él, tiene un físico proclive a provocar la burla, pero ambos la atajan sin más aliados que su inteligencia. En el caso de Verhoeven, su explosivo carácter también ayuda mucho a evitarla. Pero es precisamente esta dicotomía entre su sed natural de justicia y sus rudas maneras las que nos atraen de manera hipnótica hacia él. Y Lemaitre lo sabe.
En esta novela, de nuevo, nada es lo que parece… pero el sorprendente final ni siquiera puedes imaginártelo, pese a saber lo que le gustan las vueltas de tuerca a Lemaitre.