«Nadie te oirá gritar» (2017). Angela Marsons.
Entretenida pero previsible, esta novela nos presenta a la detective Kim Stone, un personaje que la autora intenta hacer tan atípico que resulta un poco caricaturesco: una mujer con un duro pasado en su infancia, que vivió en centros y casas de acogida, loca por las motos, que se convierte en una adulta ácida, borde y bastante reacia a seguir las normas. Kim te cae bien, te gustan sus métodos algo abruptos y sigues su investigación con interés… pero no llegas a enamorarte del personaje: me resulta muy forzado. Eso sí, la novela se lee rápido (no tiene un lenguaje demasiado complicado ni profundiza demasiado en los sentimientos de los protagonistas) y es entretenida, aunque la identidad del asesino es bastante fácil de adivinar.
La trama comienza con varios asesinatos, aparentemente sin sentido, pero a los que el equipo de Kim pronto encuentra un nexo: todos trabajaron en un centro de acogida de menores hace años. Tirando del hilo, la detective no solo encontrará a unos adultos despreciables, que abusaron y explotaron a las niñas que debían cuidar, sino tres jóvenes asesinadas.
Alrededor de los crímenes pululan varios personajes que van dando forma a la trama, como Nicole y Beth, dos gemelas que estuvieron en el centro, o el abnegado padre que cuida sin rendirse a Lucy, condenada a vivir encadenada a una silla de ruedas, comunicándose con parpadeos con el mundo. También aparece un entregado sacerdote, volcado en rescatar del infierno a quienes viven en él, y una ambiciosa abogada casada con uno de los hombres que trabajaban en el centro cuando las chicas murieron.
Nota: 5/10.
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