«El desorden que dejas» (2016). Carlos Montero.
Como una moderna Rebeca, Raquel, una profesora sustituta, comienza el nuevo curso en un pequeño pueblo de la provincia de Ourense bajo la alargada sombra de su predecesora, Viruca. Su cuerpo ha aparecido flotando en el embalse y el suicidio parece ser la única explicación. Adorada por sus alumnos, su marido y sus compañeros, la bella Viruca había dado tumbos durante sus últimos meses de vida, y su errante estado de ánimo justifica, sin duda, que quisiese terminar con todo.
Raquel no es realmente nueva en Novariz, el pueblo ficticio escenario de la novela: Germán, su marido, es de allí. Su familia tiene un restaurante, O Muiño, y él conserva todas sus amistades y está profundamente ligado a la zona. A ella le cuesta más: es de A Coruña, y la vida en ese pequeño pueblo no es precisamente su sueño. Pero ya desde las primeras páginas de la novela se hace muy real la posibilidad de que sí, de que esa podría ser su vida, y la joven profesora no tiene claro que le guste esa opción.
Montero nos hace viajar por el ensoñador ambiente, cuajado de niebla, de esta aldea perdida, recorriéndola con Raquel, que nos cuenta en primera persona todo lo que pasa por su cabeza. Pero también tenemos un narrador omnipresente, que va llenando las lagunas que Raquel desconoce. Ninguno de los dos nos da demasiadas pistas en la primera parte de la novela, de marcada introspección, sobre lo que va a suceder después. Más bien nos invitan a augurar, a elucubrar. Y eso, precisamente, me parece lo mejor de esta novela: la contención constante, la prosa sobria, cuidada, que intenta no desbordarse para obligarnos a seguir la trama con un interés cada vez mayor.
La novela tiene trampas, claro, si no no sería un thriller, pero están bien puestas y no resultan demasiado efectistas. Creo que Montero ha intentado estructurar una novela atípica dentro de la temática, añadiendo a la historia central, la muerte de Viruca, muchas otras: el acoso escolar; el descuidado y peligroso rastro que dejamos en nuestra vida digital; la llegada del desamor y la dificultad de reconocerlo; el caciquismo gallego, que en realidad es el caciquismo universal, el poder arrollador del rico sobre el pobre…
Me ha sorprendido, para bien, este premio Primavera 2016. Lejos de ser el típico best seller que esperaba, me he encontrado con una novela más que decente, que obliga al lector a leer, y no solo a pasar las frases.
Nota: 6/10
Información sobre el autor: Galipedia.