«Harry Potter y el cáliz de fuego» (2000). J.K. Rowling.
Harry ha madurado… y la manera de escribir de Rowling lo ha hecho con él: la cuarta novela de la saga es más oscura, más adulta y enormemente adictiva. La novela, esta vez, no empieza con Harry en casa de sus tíos pasando las vacaciones, sino con una tenebrosa escena en la que intuimos a Lord Voldemort, que se esconde en una vieja mansión con una serpiente gigante y el mago Peter Pettigrew. Aunque Dumbledore, el director de Hogwarts, sabe que Sirius Black es inocente y que fue Pettigrew quien realmente propició la muerte de los padres de Harry, todavía no pueden probarlo, y el tenebroso mago sigue dado por muerto. Pero en ese viejo caserón está ayudando a Voldemort a recuperar su poder.
Sin explicación lógica, Harry sueña con lo que está pasando en esa vieja casona, y ve cómo asesinan al guarda de la finca, Frank Bryce. Lo que le parece una horrible pesadilla le ronda en la cabeza constantemente, sobre todo porque su cicatriz, que tiene desde que Voldemort trató de asesinarlo cuando era solo un bebé, le duele intensamente al despertar. Y decide escribir a su padrino, Sirius Black, para contárselo.
Cuando empieza el nuevo curso en Hogwarts todos los alumnos reciben la noticia de que el Ministerio de la Magia ha decidido celebrar de nuevo el Torneo de los Tres Magos, un juego en el que hace años participaban tres campeones: uno de Hogwarts y otros dos de otros dos prestigiosos colegios de magos, la Academia Beauxbatons y el Instituto Durmstrang. La emoción embarga a todos los estudiantes: va a ser un curso único, con alumnos de esos colegios conviviendo con ellos, y con las emocionantes pruebas del Torneo celebrándose allí, en Hogwarts.
La elección de los tres campeones incluirá una sorpresa que nadie se espera… Para ser elegidos, los aspirantes deben depositar su nombre en un poderoso cáliz de fuego, pero solo pueden hacerlo si tienen más de 17 años, así que Harry no puede participar. Aun así, la noche de la elección de los campeones, además de Fleur Delacour, de Beauxbatons, de Viktor Krum, de Durmstrang, y de su compañero Cedric Diggory, Harry también es elegido.
La mayoría parece creer que Harry ha encontrado una manera de introducir su nombre en el cáliz de fuego, incluso su amigo Ron, aunque él lo niega. Dumbledore y Sirius sospechan que quien realmente introdujo su nombre tiene oscuras intenciones… y no se equivocan.
Obligado a someterse a las duras pruebas del Torneo, Harry se enfrentará a dragones, tendrá que salvar a Ron y, finalmente, llegar el primero al cáliz de fuego, escondido en un laberinto.
El final, esta vez, queda muy abierto, y nos empuja a leer rápidamente Harry Potter y la Orden del Fénix…
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